Tristeza por discriminación
Alejandra Inclán
Veracruz, México
Tristeza no te puedo
alejar,
te has instalado en mi
corazón,
la desesperación también
se quiere anidar,
la incertidumbre esta
apunto de tocar a mis puertas
y yo sin fuerzas para
impedir que toda esta negatividad en mí crezca.
Duele, me duele, es triste,
no sé que hacer,
ya no sé… no quiero
terminar en la oscuridad,
en el lugar donde muchos
se dejan vencer…
Quiero lograr ser y quiero
no tener que huir para ello,
porque no es justo ser
extranjera en mi propio país,
no es justo.
La niña en mi llora esta
oscuridad,
la mujer trata de tener
temple ante esta adversidad
y toda yo camino sin
dirección, sin saber que más hacer
y ya no puedo más, ya no.
Cuándo Dios, cuándo se
acabará esta
discriminación por ser yo,
cuándo…
En que momento se
convirtió en un delito
manifestar con libertad mi
interior
y ser simplemente quien
soy.
Yo no tengo la culpa de
tanta gente reprimida
que envidia mi corazón
libre de secretos,
de poses y comportamientos
estudiados e impuestos.
Soy y seguiré siendo,
mas no puedo dejar de
sentir tristeza
por todos los bloqueos
injustos que me encuentro,
en este camino que elegí y
que me enseño a ser feliz por fin…
En esta vida la tristeza
no se pude evitar,
pero hay tristezas
generadas por gente enferma,
reptiles que no
evolucionaron y que repugnantemente
buscan dañarte.
Ojalá algún día esa gente
puedan llevar en sus corazones
el la palabra “HUMANIDAD”
Alejandra Inclán
28 de mayo de 2009
El
Chico que fui…
Alejandra Inclán
Veracruz, México
El chico que fui era real,
él siempre quiso ser el hombre ideal.
No sabía por qué tenía que ser hombre,
pero ya que le había tocado ese papel,
intento ser el mejor de ellos.
No el más fuerte o el más galán,
sino ser aquel hombre que podría
hacer sentir bien a una mujer.
Mas no lo logró,
ninguna chica le entendió,
sin embargo él si les entendía,
¿por qué? Ni el mismo sabía.
Él quería encontrar la sabiduría
para poder desempeñar el papel
que le toco en su sociedad,
y solo se topó con la infelicidad.
Se conformaba con “no ser” algunas veces,
con escapar del “chico real”,
pero que difícil era volver a toparse con su
realidad.
¿Real? Sí lo fue, la esencia estaba ahí,
mal dirigida, pero estaba ahí.
Su fachada si fue irreal
y creo que él como hombre también,
lo correcto sería decir que era un buen
humano,
sensible, honesto, sacrificado y dulce.
Sacrificado… creo que ese fue su peor defecto,
sacrificar lo que en realidad sentía
por obtener algunas migajas de amor.
Todo ello ha acabado,
esa realidad es muy lejana ahora,
hoy sé lo que soy y no volveré a
sacrificar mi felicidad en harás
de la aprobación de los demás.
El chico que fui lo llevo en mi corazón,
le amo por mantenerme viva
hasta que decidí ser feliz.
Soy el mismo ser humano,
pero también alguien mejor,
soy feliz y soy la mujer que siempre intuí.
Me amo por ello, te amo chico que fui…
Si existiera alguien como tú en esta realidad,
me enamoraría de ti.
Alejandra
Inclán
08-Nov-08
Dedicado a mí, el chico que fui y a la mujer
que siempre fui y que ahora soy sin temor
La niña que no ha existido
Alejandra Inclán
Veracruz, México
Sueño
infantil.
Sueño de otra vida.
Sueño presente en esta nueva vida.
Sueño que pide surgir.
Sueño que me da tristeza por esa niña que no ha existido,
que quedó
refugiada en lo más profundo de mi alma.
A ti mi niña interior te entrego hoy todo mi corazón
y en el futuro
esa muñeca que en el pasado se te negó.
Alejandra Inclán
29/01/13
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